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¿Software WEB o software de escritorio?

 

Es ya innegable la importancia que ha adquirido Internet en nuestro día a día. La mayoría de nosotros (y me atrevería a decir que hasta los expertos...) ni siquiera nos podemos hacer una ligera idea de las posibilidades que va a traer consigo un mundo cada vez más interconectado.

Ya en un plano mucho más cercano y tangible para todos aquellos que necesitamos utilizar cualquier tipo de software de manera habitual, ¿qué nos supone a día de hoy ésto en términos de programas de gestión? ¿Qué significan conceptos como "software WEB" y "software de escritorio"?

Imaginemos que somos los propietarios o el departamento técnico de una empresa y que por requerimientos de nuestro negocio nos vemos obligados a comprar o desarrollar una nueva aplicación. ¿Sería mejor apostar por una tecnología "tradicional" de aplicación de escritorio o es el momento de apostar por las aplicaciones WEB?

La respuesta es tan poco clarificadora como fácil de dar: depende. Ahora trataré de explicarme :o)

Cuando hablamos de software WEB nos referimos a aplicaciones que se instalan en servidores (propios o de alguna empresa que provea servicios de hosting), ordenadores dedicados a proveer servicios, realizar tareas, ante peticiones de otros ordenadores.
En este caso, los datos y la lógica de negocio quedan centralizados en el propio servidor y los usuarios podrán acceder a ellos por medio de sus propios navegadores WEB (Internet Explorer, Mozilla Firefox, Google Chorme, Opera,...).

Por el contrario, cuando hablamos de software de escritorio estamos pensando en aquellas aplicaciones que se instalan en cada uno de nuestros equipos (pensemos por ejemplo en Microsoft Office).

Enseguida empezaremos a ver las diferencias que en la práctica nos proporciona cada uno de estos modos de trabajo:

  • Por el hecho de centralizar los datos y la instalación en un único punto, la salvaguarda de la información será más sencilla en las aplicaciones WEB. Sólo tendremos que guardar copias de seguridad de un único punto.
  • Esa misma única instalación nos permitirá asegurar que siempre estaremos trabajando con la última y más actualizada versión del software. Ya no habrá gente trabajando con otra versión del producto y las incompatibilidades tenderán a desaparecer.
  • Al tener que utilizar sólo el navegador en cada uno de los puestos de trabajo, ya no necesitaremos renovar nuestros ordenadores con la misma asiduidad. Esto debería de traducirse en un ahorro de costes.
  • ¿Y qué pasa si necesitamos acceder a nuestra información empresarial durante un viaje de negocios o desde nuestro ordenador de casa? No es que no podamos acceder, por ejemplo mediante escritorio remoto, a cualquier equipo si así lo preparamos, pero por definición con las aplicaciones WEB este paso siempre será mucho más natural y fácil.
  • Y cómo olvidarnos de los nuevos dispositivos móviles (teléfonos, tabletas,...). Siempre será más fácil adaptar la interfaz de una web para permitir la accesibilidad mediante estos dispositivos a pretender hacer algo parecido con las aplicaciones de escritorio.
  • Pero... (y aquí empiezan los inconvenientes) ¿qué hay de la velocidad? Por muy potente que sea el servidor que usemos, siempre estaremos supeditados a nuestra conexión a la hora de utilizar las aplicaciones WEB. Y eso sin hablar de los tiempos que tardan en visualizar la información los navegadores WEB.
  • A día de hoy es mucho más fácil que falle nuestra red o conexión a Internet a que se produzca un apagón (y en este caso tampoco podríamos trabajar con las aplicaciones WEB).
  • Si hemos podido instalar en nuestro equipo la aplicación de escritorio que sea, ésta debería de funcionar siempre (aunque aquí también entran en juego las versiones/actualizaciones de nuestro sistema operativo...). Con los navegadores y las páginas WEB esto no siempre será así. Lo que ayer funcionaba en la nueva actualización del navegador puede que hoy ya no lo haga. Las aplicaciones WEB suelen desarrollarse siguiendo estándares reconocidos, pero no todos los fabricantes de navegadores WEB desarrollan al 100% estos estándares (por los contínuos cambios y tecnologías nuevas que van apareciendo; no porque no quieran ;D) y ello puede traer errores no previstos.

En resumen (y porque podríamos seguir pensando en ventajas y desventajas todo el día...), cuando necesitemos paliar una necesidad con un nuevo programa, lo primero será definir con el mayor detalle posible tanto lo que el programa debe de hacer como dónde y en qué circunstancias será utilizado. Todo ello será lo que incline la balanza para decantarnos por una u otra tecnología.

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